sábado, 12 de septiembre de 2009

La extraordinaria historia de mi vida ordinaria






La extraordinaria historia de mi vida ordinaria
Joseph Minc
Ediciones de la Flor


(Buenos Aires)

El autor nació en 1908 en el seno de la comunidad judía de Brest- Litovsk, y desde 1924 se convirtió en militante del Partido Comunista polaco. Muy pronto se vio obligado al exilio y llegó a Francia en los primeros años de la década del treinta.
Allí la historia lo vuelve a atrapar: cuando estalla la Segunda Guerra Mundial se une a las filas del ejército polaco en Francia y más tarde se enrola en la Resistencia del lado de la MOI (Mano de obra inmigrada). Abandona el Partido a comienzos de la década de 1970.
Este destino ejemplar, relatado con gran sencillez, permite contrastar personalidades como la de Menahem Begin y la de Ramón Mercader, pero también nos da la posibilidad de acercarnos a un proletariado inmigrante hoy ya olvidado.
Como lo subraya en el prefacio su hijo, el político conservador Alain Minc, “…Aparecen en este texto dos continentes que se incluyen mutuamente: el judaísmo de antes del exterminio y el comunismo en su mejor momento. Ambos se cruzan, se mezclan, se oponen, se contradicen en el espíritu, en los sentimientos y en los sueños de la generación de mis padres”.
Según explica Alain Minc su padre se propuso escribir la historia de su vida a punto de cumplir los ochenta años. La caída del comunismo lo llevó a interrumplir el proyecto: “reflejo sorprendente por parte de una persona emancipada, como si al terminar la aventura, la historia hubiera perdido todo su atractivo. No obstante, volvió a poner manos a la obra unos años después de esa interrupción”.

Alain Minc afirma que la desaparición de los mundos que recordaba su padre es más rápida que lo que creemos, razón por la que se decidió publicar el libro para difundirlo entre un público más amplio que el de los familiares y amigos, al que en principio estaba destinado. “Para la generación Internet la Resistencia sigue siendo un tema comprensible: pertenece a su paisaje histórico. Pero el comunismo ya ha desaparecido tras la línea del horizonte: tienen un conocimiento vago de sus dramas. En cuanto al judaísmo de Europa central, éste pertenece a la Edad Media: los shtetl les son tan ajenos como las ciudades –mercado que tanto le gustaban al historiador Fernand Braudel”, sostiene Minc.

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