miércoles, 22 de febrero de 2012

Pedagogía del oprimido - Paulo Freire
















Pedagogía del oprimido
Paulo Freire
Siglo XXI Editores

(Buenos Aires)

Paulo Freire (Recife, 1921- San Pablo, 1997) es uno de los más destacados pedagogos del siglo XX. Fue profesor de escuela, creador de ideas y del llamado "Método Paulo Freire". Esta metodología utilizada en Brasil en campañas de alfabetización le acarreó la persecución ideológica, la prisión después del golpe militar de 1964 y un largo exilio. Con su revolucionario método introdujo a los analfabetos en la complejidad del conocimiento como primer paso para ensanchar el horizonte del mundo, recuperar la dignidad y construir la esperanza. Sus obras publicadas en gran parte por Siglo XXI editores, ofrecen ideas claras y rotundas, sencillas y sugerentes, abiertas a todos los lectores. Recibió el título de Doctor Honoris Causa en veintisiete universidades internacionales, entre numerosos reconocimientos, como el Premio UNESCO de Educación para la Paz, en 1986, y el Premio Andrés Bello de la Organización de los Estados Americanos, como Educador de los Continentes, en 1992.

Fragmento:

"...Una vez más los hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen a sí mismos como problema. Descubren qué poco saben de sí, de su "puesto en el cosmos", y se preocupan por saber más. Por lo demás, en el reconocimiento de su poco saber de sí radica una de las razones de esa búsqueda.
Instalándose en el trágico descubrimiento de su poco saber de sí, hacen de sí mismos un problema. Indagan. Responden y sus respuestas los conducen a nuevas preguntas.
El problema de su humanización, a pesar de haber sido siempre, desde un punto de vista axiológico, su problema central, asume hoy el carácter de preocupación ineludible.
El monólogo, en cuanto aislamiento, es la negación del hombre. Es el cierre de la conciencia mientras que la conciencia del mundo se adentra en sí, adentrándose más en su mundo, que, reflexivamente, se hace más lúcida mediación de la inmediatez intersubjetiva de las conciencias. La soledad, y no el aislamiento, sólo se mantiene en cuanto se renueva y revigoriza en condiciones del diálogo.
El diálogo fenomenaliza e historiza la esencial intersubjetividad humana; él es relacional y en él nadie tiene la iniciativa absoluta. Los dialogantes "admiran" un mismo mundo; de él se apartan y con él coinciden: en él se ponen y se oponen. Vemos que, de este modo, la conciencia adquiere existencia y busca planificarse. El diálogo no es un producto histórico, sino la propia historización. Es, pues, el movimiento constitutivo de la conciencia que, abriéndose a la finitud, vence intencionalmente las fronteras de la finitud e, incesantemente, busca reencontrarse
más allá de sí misma. Conciencia del mundo, se busca ella misma en un mundo que no es común; buscarse a sí misma es comunicarse con el otro. Mientras más se intersubjetiva, más densidad subjetiva gana el sujeto...".

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