viernes, 29 de marzo de 2013

Revista Contra - Universidad Nacional de Quilmes




Contra. La revista de los francotiradores
Presentación: Sylvia Saítta
Universidad Nacional de Quilmes


(Buenos Aires)


Entre abril y septiembre de 1933 el poeta, escritor y periodista Raúl González Tuñón dirigió Contra.  La revista de los franco-tiradores.
Esta publicación   fue el primer programa estético-político colectivo que, en la Argentina, supo vincular vanguardia estética con vanguardia política. Leer hoy las notas publicadas por la revista Contra en esos cruciales años de enfrentamientos ideológicos es descubrir un escenario en el que tanto artistas argentinos y latinoamericanos vanguardistas como escritores sociales y reformistas dialogaron y discutieron respuestas estéticas a los problemas suscitados por la intervención política. En alegatos, declaraciones y testimonios, pero también en poemas, narraciones y relatos, estos artistas renovaron los temas ya agotados por el arte social a través de la incorporación de modelos literarios más experimentales.
Las páginas de Contra fueron el escenario donde un grupo de escritores argentinos provenientes tanto de la experiencia vanguardista como de la literatura social de los años de 1920 buscó respuestas formales a los problemas suscitados por la intervención política, respuestas que renovaran los tópicos ya agotados por el arte social con la incorporación de nuevos modelos literarios.
La compilación de las ediciones de Contra y la introducción de este trabajo  fueron  realizados por Sylvia Saítta en el marco del proyecto de investigación UBACYT “Frente a la Underwood: modos de intervención cultural, política y literaria en diarios y revistas de la Argentina del siglo XX”, aprobado por el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires.
Sylvia Saítta es investigadora del CONICET y profesora de literatura argentina del siglo XX en la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920 {1998) y El escritor en el bosque de ladrillos. Una biografía de Roberto Arlt (2000). Dirigió El oficio se afirma, tomo 9 de la Historia crítica de la literatura argentina, y ha compilado gran parte de la obra inédita de Roberto Arlt.
En la mesa redonda realizada el 12 de mayo de 2008 en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, organizada por la Revista Archivos del Sur  y la revista Agenda del Sur,   la Doctora  Leda Schiavo se refirió a la polémica entre la revista Sur y la revista Contra, publicada por Raúl González Tuñón en la revista Contra y compilada  en esta edición de la Universidad Nacional de Quilmes.

 (c) Araceli Otamendi -Archivos del Sur



jueves, 21 de marzo de 2013

Me gusta más cuando la sueño - Reinaldo E. Marchant por Amante Eledin Parraguez




Me gusta más cuando la sueño
Reinaldo E. Marchant
Editorial Amanuense

(Santiago de Chile) Amante Eledin Parraguez


“Un gran hombre es quien no ha perdido
el corazón de un niño”
                                                                                                          Mencio

Para llegar a comprender con amplitud esta novela de Reinaldo E. Marchant hay que abrir este corazón de niño que todos tenemos, y que con el tiempo vamos olvidando, presionados y exigidos por las convenciones sociales; por las normas y manuales de buena conducta, a lo que en una sociedad de consumo como la nuestra, se van agregando otros elementos que más bien estimulan el egoísmo, el individualismo, la competencia, la intolerancia y la discriminación.

“Me gusta más cuando la sueño” es una novela acerca de la vida de un niño, como todos los niños, pero también un niño singular; (recordemos que todos somos iguales pero distintos). Peter, el protagonista de la novela, es un niño que nació con Sindrome de Down, lo que en el ámbito educativo se denomina niños con necesidades especiales. Me atrevo a decir un niño con las mismas necesidades que todos los niños, tanto materiales como espirituales, pero con una forma de relacionarse con su entorno y con la vida de manera distinta. Un niño cuya sensibilidad lo hace percibir como si fuera otro ser, lo hace mirar y ver así como ven los otros; es decir una persona íntegramente relacionado con el mundo que lo circunda. Haciendo una reflexión, como tantas que nos brinda Peter a lo largo de la novela, manifiesta uno de sus deseos diciendo: “-Si en alguna ocasión tuviera poder, decretaría que la etapa de la infancia sea más larga que la etapa adulta”

En esta obra literaria nos encontramos con un niño que aprende de lo que observa, mirando actuar a su madre, a su padre, a sus hermanas y a los personajes de su vecindario. Se da cuenta de las cosas de la vida y las siente. El niño descubre la belleza observando la belleza de los árboles, de los pájaros, de las aguas del río, del revoloteo de las palomas, de la majestuosidad de la montaña y de la inmensidad del universo, y de las personas que están junto a él. Siente el amor y lo vive con intensidad. Desde su mundo onírico Peter dice: “Soy un niño que la mira desde el hueco de mis pensamientos”. Es un ser humano sensible que siente el sonido del silencio y en él encuentra su mundo. Es un niño de pocas palabras, sin embargo lleno de pensamientos. Se da cuenta del mundo en que vive, de lo que piensan y sienten las personas. Además tiene plena conciencia de sí mismo y se da cuenta de sus limitaciones, las mismas que todos tenemos, sin embargo Peter tiene también algo que muchos de nosotros perdemos con el tiempo, esto es la capacidad de soñar. Peter es un soñador por excelencia.

Esta novela gira en torno a los sueños y Renaldo E. Marchant los ha puesto en la vida de un niño con Síndrome de Down; es el niño el que cuenta, el que dice “su palabra” con pocas palabras pero cargadas de imágenes. Es una novela que se mueve en una atmósfera de ensueño: “Sólo cuando sueño me considero un ser normal” dice Peter en una de sus frases en que se explica a sí mismo, y agrega: “Soy de tocar los sueños. Los palpo. Acaricio. Tienen forma elástica los sueños…Tienen corazón y energía. Se divierten en los ojos chispeantes…Son lo contrario de la muerte”. Es aquí donde aflora en su pensamiento, el hilo que conduce su vida y le da fuerza y sentido: “…Lo triste no es soñar; lo malo es no tener sueños” Esto es filosofía, es pensamiento en la mente de un niño; es conciencia en la vida de un niño. No en vano Jesús dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos”. Claro, porque el Reino de los Cielos es un paraíso, un reino de sueños y de eso que los niños conservan: la inocencia.

Desde el punto de vista literario en esta novela uno se encuentra con un mundo más integral, menos fragmentado. Se unen los sueños y la realidad, pero como estamos acostumbrados a verlos separados, tal vez nos cueste comprenderlos como un todo. Al leer uno tiene la sensación de entrar en un universo sorprendente, lleno de fantasía, colmado de imágenes que forman verdaderos cuadros surrealistas, de encanto, a la manera como nos encantan los cuentos de hadas. Todos somos iguales, todos pensamos, todos sentimos, nos ponemos tristes o alegres y nos comunicamos. Peter es Peter, pero también es un pájaro. Tiene alma y alas de pájaro. Su otro yo es un zorzal, que un día llegó pernoctar a su casa, se transformó en su confidente, con quien siempre conversaba y llegaba a “representar y conocer las cosas imposibles”. Desde el momento en que Peter se encuentra con  “Caruso”, el magnífico zorzal; “una utopía convertida en realidad”, su amigo y confidente: su otro yo; su vida cobra sentido.  Consideraba que los zorzales eran descendientes de su misma línea sanguínea.

Esta relación del niño con los demás seres vivos, con la naturaleza en su conjunto se manifiesta en forma permanente a través de la novela. El entorno geográfico en el que vive Peter es la ciudad, el paisaje urbano, pero su casa está enclavada cerca del río Mapocho, con sus puentes y pasos peatonales, a pasos del parque, con grandes y frondosos árboles y una abundante flora y fauna. Un paisaje pletórico de formas y colores, de luces y sombras, que son las que estimulan su imaginación. El canto de los pájaros y del gallo es música del alma y Peter está atento a escucharla y apreciarla. Vivía en un hogar sencillo, con su madre, amante de las plantas; un padre “el gordo” amoroso, simpático y simple, que le gustaba cantar a lo Caruso; y una hermana que toca piano. Entonces nos encontramos con un ser humano que crece en un ambiente cargado de estímulos para sus sentidos, provenientes de la naturaleza como del ambiente social. Aquí se desarrolla su mundo interno muy intensamente. A pesar de que Peter se sentía feliz de haber nacido “no importando con cuáles desventajas”, también pensaba que era un enigma para los demás: “una cría imperfecta”, como lo manifiesta en varios pasajes.

Lo anterior, sin embargo, tratándose de una novela, nos pone frente a un tema y una realidad muy importante cuando hablamos de ciertos valores y de ciertas problemáticas que se dan en la sociedad. El tema de la diversidad, de la tolerancia, de  la comprensión y de la aceptación del otro, distinto en sus características físicas, raciales o de género, se encuentran planteados en esta novela. Reinaldo E. Marchant lo ha sabido plantear con la maestría de un escritor con oficio y sensibilidad humana. No es un ensayo, un tratado, un panfleto o declaración de principios. Es simplemente una obra literaria, que a través de sus mecanismos, de sus imágenes poéticas, sus figuras retóricas y la simpleza y claridad de las palabras, nos habla de un mundo sorprendente y maravilloso, con mucha claridad y transparencia. “Me gusta más cuando la sueño”, un título eminentemente romántico, es una novela que nos propone un tema muy relevante para la educación: la integración y el respeto a la diversidad. A través de su personaje nos plantea preguntas y valiosas reflexionas que nos hacen mirar hacia adentro y cambiar nuestra actitud. Nos motiva a dialogar, conversar valorarnos más como seres humanos.

A lo largo de las páginas de este libro uno se encuentra con múltiples pasajes y pensamientos que emocionan y que provienen de la esencia humana. Son puestos en las páginas por el escritor, cuya misión es hacernos ver la vida en plenitud, mostrarnos la realidad con todas sus aristas, pero con ese toque del arte que es la belleza. Como lo dice Peter en una de sus reflexiones: “La belleza también se anida en unos pensamientos que el mundo ignora”. Creo que es este caso, se cumple el propósito que él manifiesta en las primeras páginas de esta obra, cuya pretensión no fue escribir una novela sino “abrir una puerta”, “para que conozcan mis paisajes” y para “descubrir al hombre que se oculta”. En estas páginas nos encontramos con “esa cría imperfecta que somos todos” y que la poesía y la literatura nos ayudan a descubrir. Como en los cuentos de hadas, a pesar de las angustias e incertidumbres por las que el personaje pasa, hay un final feliz. A pesar de que Caruso muere, no es una muerte real, porque la vida se encarga de renovarla, especialmente para los que sueñan. Es un ciclo. “Los que sueñan no se rinden nunca” dice el gordo (su padre) Entonces  Ismael, su amigo artista, “lo pinta junto a una montonera de pájaros exóticos. Uno de ellos es Caruso”…”un huevo de color, minúsculo, perteneciente a un ave de pecho anaranjado, que según dijo, eligió el macetero de greda para fecundar, extender el derrotero de su raza  y el asombro de un joven inconcluso”.

Termino este comentario de la novela de Reinaldo E. Marchant, expresando que a través de su lectura he descubierto aristas de mi propia inconclusividad, y al mismo tiempo sus páginas me estimulan a seguir haciéndome.



(c)Amante Eledin Parraguez
Santiago de Chile

leer un fragmento de la novela en el blog de narrativa:

http://archivosdelsurnarrativa.blogspot.com.ar/2013/03/reinaldo-e-marchant-me-gusta-mas-cuando.html



miércoles, 20 de marzo de 2013

Nada se opone a la noche - Delphine de Vigan




Nada se opone a la noche
Delphine de Vigan
Traducción al español : Juan Carlos Durán
Anagrama


(Buenos Aires)

En la tapa de Nada se opone a la noche, de la escritora francesa Delphine de Vigan se ve la fotografía de una mujer bella, rubia, con un pullover negro y un cigarrillo en la mano. Está sentada a una mesa, en una reunión. Nada sabemos de ella sin haber leído el libro, pero la imagen es misteriosa, intrigante. No sabremos quien es esta mujer hasta haber leído buena parte de las páginas de Nada se opone a la noche. A medida que se avanza en la lectura, la historia de Lucile, la madre de la narradora y autora, nos vamos compenetrando más en el personaje central. Lucile es la mujer de la fotografía, se la ve ahí joven y hermosa. Y seguramente es la imagen que la narradora e hija del personaje central, quiere mostrar más, quiere que quede fija en la memoria de  los lectores. Es la imagen de una mujer joven, con toda la vida por delante.
El libro se inicia cuando la narradora, una mujer ya adulta,  encuentra a Lucile sola y muerta en la casa. La madre llevaba muerta varios días. A partir de ahí, la narradora irá reconstruyendo la vida de Lucile, su infancia, la familia numerosa a la que pertenece, los hombres con los que estuvo relacionada, su propia infancia y la de su hermana. Es un libro profundo y doloroso, también lleno de amor y culpa como la narradora misma lo dice. La autora ha debido investigar entre documentos, informes policiales y médico-psiquiátricos, hacer entrevistas a distintos miembros de la familia para poder obtener un panorama de lo que fue la vida de Lucile. Ha debido pedir recuerdos prestados a su hermana y a sus tíos, para poder escribir el libro. Y ha elegido una versión, la de ella misma para dejar escrita una versión definitiva. La madre  padeció psicosis y estuvo internada varias veces. La narradora descubrió que la tía de Lucile, la hermana de la abuela también tuvo la misma enfermedad. Y también aparecen secretos oscuros de la familia de Lucile como el incesto. También han muerto varios hermanos de Lucile, hay accidentes y suicidios.
Lucile fue una niña expuesta, por su precoz belleza, a las fotografías de moda, que hacían ganar algo de dinero a sus padres. La narradora confiesa que tiene una fecha para haber empezado a escribir: el 31 de enero de 1980, cuando Lucile sufre un ataque psicótico y la internan. Ella y su hermana quedan al cuidado del padre y van a vivir con su nueva familia. En 1981 gana las elecciones presidenciales de Francia, Francois Miterrand. Lucile está alegre, eso piensa la narradora, ya que ella les ha hablado de Miterrand y de lo que esa victoria  significa a las hijas. Sin embargo, después de visitar a la madre, un fin de semana, deben volver a la casa del padre, quien no se ha alegrado del triunfo del candidato.  La narradora imagina entonces  a la madre "...en la plaza de la Bastilla, adonde sin embargo, sabía que era incapaz de ir, la imaginaba en medio del alborozo y de la muchedumbre, que no cesaba de aumentar. Lucile bailaba, hacía girar su falda de flores, estaba feliz...". Lucile también escribía y dibujaba. Lo hacía en papeles sueltos, en fragmentos que la narradora ha debido leer, seleccionar, pero que no ha podido intercalar tal como estaban, en el libro, porque eso la alejaría más del personaje, su madre, al que tanto se quiso acercar cuando inició la escritura. Nadie se opone a la noche es un gran libro, entre la biografía y la ficción, donde se cumple aquello que la novelista inglesa P.D. James expresa en su libro   “La edad de la franqueza”: “Y el pasado no se mantiene estático. Sólo puede revivirse en la memoria, y la memoria es un mecanismo que nos permite tanto olvidar como recordar. Tampoco es inmutable. Redescubre, reinventa, reorganiza. Como un pasaje en prosa, puede ser revisado y vuelto a puntuar.”

Delphine de Vigan (Boulogne-Billancourt, 1966) vive en París. Su novela No y yo recibió el Premio de los libreros y fue llevada a la pantalla por Zabou Breitman. Las horas subterráneas (2009), con una gran acogida crítica y muchos lectores, figuró en la lista de obras seleccionadas para el Premio Goncourt y obtuvo el Premio de Los Lectores de Córcega. Nada se opone a la noche ha obtenido el Premio de novela FNAC, el Premio de novela de las Televisiones Francesas, el Premio Renaudot de los Institutos de Francia, el Gran Premio de la Heroina Madame Figaro y el Gran Premio de las Lectoras de Elle. Ha tenido un éxito arrollador en Francia, donde ha superado el medio millón de ejemplares y ha estado durante muchos meses en el ranking de las novelas más vendidas. Asimismo ha sido publicada, o está en vías de publicación, en veinte editoriales extranjeras.

viernes, 15 de marzo de 2013

Teoría desde el sur - Jean Comaroff - John L. Comaroff



Teoría desde el sur
O cómo los países centrales evolucionan hacia África
Jean Comaroff
John L. Comaroff
Siglo Veintiuno Editores

(Buenos Aires)

"...Es importante distinguir modernidad de modernización (véase Appadurai, 1996), debate que nos traslada de África a un territorio más general. Permítasenos, por ello mismo, una digresión antes de  proponer nuestro segundo argumento, que nos conducirá de vuelta a la hipótesis central de Teoría  desde el sur. El concepto de "modernidad" hace referencia a una orientación del ser-en-el-mundo, una Weltanschauung  construida y habitada de distintas maneras, una noción de la persona como un sujeto que se actualiza a sí mismo de manera constante, un ideal de la humanidad como especie, una visión progresiva de la historia construida por el hombre, una ideología del progreso a través de la acumulación de conocimiento y habilidad técnica, una búsqueda de justicia por medios de gobernanza racional, y un impulso incesante hacia la innovación cuya propia iconoclasia despierta el hambre de lo eterno (véase Harvey, 1998:10). Por el contrario, la modernización propone una teleología fuertemente normativa, una trayectoria unilineal hacia un determinado futuro - ya sea capitalista, socialista, fascista, africano o de cualquier otro tipo - al que debiera aspirar la humanidad toda, en el que habrían de desembocar todas las historias, hacia el cual  tendrían que evolucionar todos los pueblos. Ese telos ha logrado expresarse en distintos movimientos en favor del progreso, cada uno con su estilo propio, tanto seculares como religiosos, en modos expansivos de  mejoramiento y en paradigmas científicos "objetables" entre los que se cuenta, en el ámbito de la sociología, la "teoría de la modernización". También han sido criticadas las contradicciones que se registran entre sus promesas y los efectos reales de las prácticas implementadas en su nombre: por ejemplo, entre la promesa de una humanidad más igualitaria y las florecientes biopolíticas de la diferencia alrededor del mundo; entre la promesa de un desarrollo económico global y la realidad de un subdesarrollo creciente en las poblaciones  del sur, un aumento de los coeficientes de Gini y la aparición, en distintos lugares, de modos de explotación cada vez más violentos. En ese sentido, aquí no nos interesan tanto esas contradicciones - de las que se
ocupa una extensa literatura - como la confusión entre las nociones de modernización y modernidad que atraviesa los recientes debates acerca de la modernidad misma, acerca de la modernidad como categoría de análisis y plantea un puñado de cuestiones teóricas fundamentales para este libro...".
"...No sólo nos interesa señalar que muchas de las características distintivas, las estructuras sublimadas y las contradicciones ocultas de la modernidad capitalista son tan perceptibles en la colonia como en la metrópolis. O que la colonia fue a menudo el lugar de producción de los métodos implementados luego por la metrópolis. No, lo que nos interesa proponer aquí, además, es que los procesos históricos mundiales contemporáneos están trastornando las geografías establecidas de centro y periferia, reubicando en el sur- y, desde luego, también en Oriente - algunos de los modos más innovadores y dinámicos de producción de valor. Y también, lo que no es menor, reivindicando en ciertos casos la propiedad total sobre ellos. Situación  que constituye una característica distintiva del capitalismo contemporáneo y altera los lineamientos generales de la modernidad global. Bajo esta luz nos gustaría que se leyeran los prolegómenos a los ensayos que siguen y a su tesis central: en la medida en que la historia presente se muestra con mayor nitidez en las antípodas, nos desafía a entenderla, de manera empírica y teórica, desde esa perspectiva. Esto, desde luego, no es sino poner en modo indicativo la pregunta planteada desde el comienzo. Así, Teoría desde el sur construye su propuesta a partir de dos argumentos estrechamente interconectados, que hemos desarrollado. según anticipáramos, tomando a África como punto de partida, para luego, en el análisis final, extender nuestros horizontes y abarcar el mundo global entero...". No se trata de negar o ignorar las nuevas formas de empobrecimiento que afectan al sur, sino de cambiar el ángulo de mira para revitalizar el trabajo del pensamiento: adoptar una perspectiva africana permite desautomatizar la historia del presente para entender mejor sus grietas y sus potencialidades.
Activistas de una antropología capaz de volver “extraño” lo que damos por sabido, los autores recortan las zonas del presente que se vuelven “precursoras” del curso global: así como en la era de la desregulación desenfrenada la Argentina del 2001 prefiguró la crisis del Estado, los efectos devastadores de una democracia minimalista y el surgimiento de nuevos modos de acción colectiva, y así como Sudáfrica y Brasil hicieron de la pandemia de sida la plataforma de una crítica orgánica a los fundamentos del neoliberalismo, así también los países centrales se enfrentan hoy a la implosión económica que resulta de convertir los cuerpos, las viviendas y las commodities en activos financieros de un capitalismo espectral.


Jean Comaroff es profesora de Antropología en la Universidad de Chicago y directora del Center for Contemporary Theory de Chicago.Junto con John L. Comaroff, ambos son profesores honorarios de la Universidad de Ciudad del Cabo.Conjuntamente han publicado Of Revelation and Revolution (vols. 1 y 2, 1991 y 1997),Ethnography and the Historical Imagination (1992), Law and Disorder in the Postcolony (2006),Ethnicity, Inc. (2009) y Zombies et frontières à l’ ère néolibérale. Le cas de l’Afrique du Sud postcoloniale (2010).


miércoles, 6 de marzo de 2013

Las imágenes del universo - Marcelo Leonardo Levinas



Las imágenes del universo
Una historia de las ideas del cosmos
Marcelo Leonardo Levinas
Siglo Veintiuno Editores

(Buenos Aires)

La colección Ciencia que ladra de Siglo Veintiuno Editores publicó Las imágenes del universo - Una historia de las ideas del cosmos - de Marcelo Leonardo Levinas. Este libro cuenta la historia de lo que pensaron los que miraron hacia arriba, e imaginaron un universo, o varios. En otras palabras, cuenta la historia de las cosmologías que las sociedades fueron imaginando, inventando y, en unos pocos casos, comprobando, para poder entender un poco más de qué se trata.
Como en el cuento de Bradbury, "La niña que iluminó la noche", Levinas nos ayuda a apagar las luces de nuestras casas y, al mismo tiempo, encender la noche, los sapos, las estrellas, los grillos, y sobre todo, las imágenes del  universo.
Durante un largo período, la tradición griega quedó casi olvidada o fue acoplada a un neoplatonismo adaptado a  las ideas cristianas. La visión de lo natural y de la estructura del universo se retrotrajo a ideas muy antiguas, signadas por su vínculo con las Escrituras. Pero hacia el final del período se formalizó una nueva adaptación del pensamiento griego y el cristiano después de que el primero, fundamentalmente el aristotélico, fuera redescubierto, en gran medida gracias a los árabes. La síntesis fue espectacular, ardua y contradictoria. Las discusiones de algunos problemas, largamente estudiados por los griegos, se constituyeron en germinales para la futura revolución en el pensamiento. En particular, el problema del movimiento de los cuerpos fue críticamente revisado, con futuras consecuencias en la  física y en la astronomía.  El viejo universo sucumbía ante una nueva realidad. En Europa se operaba una transición hacia nuevas formas de  vida que trajeron aparejados sustanciales cambios en los modos de producción, el consumo y la distribución de la riqueza, en asociación con renovaciones técnicas e importantes invenciones que influyeron en el carácter y en la  posesión del conocimiento. Se provocó la sincronización del tiempo y su universalización: su nuevo transcurrir resultaba independiente de la época del año y del lugar. El tiempo se transformó en un parámetro común a los procesos sociales y a los fenómenos naturales. La presión ejercida por la renovada geografía sobre la cartografía como producto de la expansión económica y de los nuevos descubrimientos, contribuyó a la cuantificación del espacio y a la exactitud en el cálculo y la medida.
El Renacimiento reflejó en el arte un nuevo realismo, el Humanismo promovió la condena intelectual del único  sistema completo disponible: el aristotélico, y la Reforma provocó la revisión de las interpretaciones autorizadas de  lo revelado, mediatizadas, hasta entonces, por la Iglesia. En el sistema de Copérnico se reflejaban, simultáneamente, la coexistencia y la lucha entre los elementos tradicionales y las nuevas ideas. La pregunta inevitable y crucial que trajo aparejada fue si la astronomía se refería  a hechos reales, ya que, de ser así, la exposición matemática de los fenómenos celestes debía emerger como  una descripción apropiada de la realidad material, con resultados que ponían en duda toda la física aristotélica y la interpretación literal de las Escrituras. Es por eso que en un prólogo incorporado al libro de Las revoluciones, redactado por su editor, se reivindicaban las virtudes teóricas del modelo y su empleo como instrumento adecuado para el cálculo y a todos los efectos prácticos, pero también se prevenía al lector para que tomase el contenido del texto como un mero conjunto de hipótesis, sin un vínculo efectivo con lo que verdaderamente acontecía en los cielos.
En su libro de Las revoluciones, Copérnico dijo guiarse por una intención simplificadora, pero lo cierto es que ofreció un sistema que resultaba en muchos puntos tanto o más complicado que el sistema geocéntrico ptolemaico, al que criticó por demasiado complejo y hasta monstruoso.  La curiosa suerte de su libro, que contenía resultados que la Iglesia emplearía años después para reformar su  calendario, reveló la lucha por establecer quién tenía autoridad para definir la realidad e interpretarla.  La fuerza que posee aquello que históricamente se impuso es la fuerza de lo irreversible, es la fuerza de lo necesario. El hombre posee sus mecanismos de conocimiento, pero es cada sociedad la que da lugar y permite definir los problemas, las metodologías, las verdades, la propia noción de verdad, por más teóricos que sean los problemas o  por más alejados que estén de la vida práctica. No es imprescindible que todo el mundo comprenda el contenido de la actividad científica y sus formas de conocimiento, basta que ella alcance prestigio. Precisamente, las características y el triunfo de la revolución científica no tuvieron mucho que ver, en lo intelectual, con el sentido común de la gente común. Y es que, por lo general, la gente común, para llevar a cabo sus actividades, no requiere conocer el fundamento de aquellas verdades que en un momento dado se consideran fundamentales. Aunque el público padece los efectos de la ciencia e incluso puede coparticipar de su pensamiento en el nivel de la divulgación, como sucedió en su momento con El mensajero de los astros.  La verdadera participación del público se da a través de lo social, porque es así como se modifican las ideas dominantes e interviene con peso la historia. Es la sociedad la que en definitiva, afecta hasta las formas más refinadas de conocimiento y da lugar y sentido a las interpretaciones.



Marcelo Leonardo Levinas es Profesor en Filosofía y doctor en Física por la Universidad de Buenos Aires. Investigador del Conicet. Profesor titular de Historia Social de la Ciencia y de la Técnica en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Ex director del Departamento de Historia de esa universidad. Ha publicado numerosos trabajos en física teórica, en filosofía e historia de las ciencias y en didáctica de las ciencias naturales y sociales. Entre otros libros, es autor de Conflictos del conocimiento y dilemas de la educación (1998). Como escritor de ficción, es autor de tres novelas: Visitantes en la memoria (1994), El último crimen de Colón (2001; finalista del Premio Planeta) y El último final (2005).