domingo, 6 de septiembre de 2009

El deportista científico - Martín De Ambrosio


El deportista científico
Martín De Ambrosio
Por qué las pelotas no doblan y otras jugadas de laboratorio
Siglo XXI Editores
Colección ciencia que ladra…


(Buenos Aires)

En este libro Martín De Ambrosio nos abre la puerta para ir a jugar, al deporte y a la ciencia, y contesta algunas de las preguntas que todos los hinchas se han hecho alguna vez: desde pelotas que no doblan hasta récords olímpicos, pasando por los mejores consejos para jugar al golf en la Luna. El deporte y el juego son en el fondo una expresión de libertad, la ciencia también.

“Todos jugamos a algo: al fútbol, al ajedrez, a las bolitas, al tenis, al tatetí, a las adivinanzas. En otras palabras, todos somos científicos y tecnólogos porque, aunque no nos demos cuenta, estaremos aplicando principios de la ciencia a nuestros juegos y deportes.
El juego es parte indispensable de ser humanos: tirar una pelota, formar equipos, inventar estrategias. No sólo lo es: lo ha sido desde siempre; hay evidencias de juegos y deportes reglados desde el inicio mismo de la civilización y, aunque no la veamos, donde haya una pelota, una rueda o un tablero, la ciencia siempre estará. Los ejemplos salen fácilmente a la cancha.
Nadie duda de que hay una ciencia de las bicicletas, un invento relativamente reicente (de fines del siglo XIX), basado en la novísima tecnología de las ruedas (que data del alrededor del año 3500 a.C). La ciencia y la tecnología bicicletil están en todos lados: en las ruedas, en la cadena, en el equilibrio, en la fuerza; es como andar sobre una clase de física básica.
El deporte también nos lleva a la ciencia acuática: cuando nadamos o buceamos, jugamos con el límite de nuestras capacidades fisiológicas. Moverse en un medio denso se cuela en los trajes de baño y hasta en la trayectoria de los saltos a la pileta. Asimismo, un buen buceador debe conocer al detalle la física del intercambio gaseoso y el efecto de la presión que soporta el cuerpo.
Por si fuera poco, el deporte también va cambiando el cerebro. Se sabe que el entrenamiento moldea las conexiones entre las neuronas y también entre las neuronas y los músculos. Desde la ciencia podemos pensar en varios aportes para comprender, y en algunos casos hasta para mejorar, las disciplinas gimnásticas. Así es posible entender cómo se produce y estimula la fuerza muscular, y cómo estos músculos son gobernados por los nervios que llevan informaciones hasta el cerebro. Asimismo, la ciencia del deporte permite predecir y prevenir los accidentes y las lesiones más comunes. En esto también colabora el trabajo de la computación, que permite modelar el movimiento de un atleta en movimiento. Finalmente, la tecnología aporta materiales y plataformas novedosas que ayudan al desempeño del gimnasta.
¿Y la genética? ¿Hay gente predestinada al deporte? Sí: para desgracia de todos los que se matan en los gimnasios, hay evidencias de que al menos una parte del rendimiento deportivo extremo podría tener que ver con ciertas variantes de los genes que vienen de fábrica. Ojo, como todo estudio genético, nunca hay que olvidar la enorme influencia del ambiente: el entrenamiento, la alimentación, la motivación y demás.
En este libro, en definitiva, Martín De Ambrosio nos abre la puerta para ir a jugar; al deporte y a la ciencia, y contesta algunas de las preguntas que todos los hinchas nos hemos hecho alguna vez: pelotas que no doblan hasta récords olímpicos, pasando por los mejores consejos para jugar al golf en la Luna. El deporte y el juego son en el fondo una expresión de libertad, la ciencia también…”.

Sobre el autor:

Martín De Ambrosio (Santa Rosa, 1977) estudió Ciencias de la comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Entre 200 y 2005 trabajó en el diario Página 12. Desde 2005 trabaja en el diario Perfil, donde es subeditor de la sección “Ciencia, Medicina y Tecnología” desde 2008. Publicó en esta misma colección “El mejor amigo de la ciencia” y compiló junto a Diego Golombek las colecciones de charlas de los científicos en “Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad” y “Buenos Aires piensa”. Los volúmenes El café de los científicos y El café de los científicos II reúnen algunas notas publicadas en Página 12. Co-coordinó el área de ciencias del Centro Cultural Rojas y trabajó en el área de divulgación del Planetario Galileo Galilei de la ciudad de Buenos Aires. También colaboró en guiones con contenidos científicos para programas de televisión.
En algún momento dio clases y cursos sobre periodismo científico e historia de las ciencias. Obtuvo el Premio Perfil 2007 a la mejor nota de ciencia del año.

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