jueves, 8 de octubre de 2009

Viajes y descripciones - Juan Bautista Alberdi










Viajes y descripciones
Juan Bautista Alberdi
Editorial Claridad


(Buenos Aires)


Se reúnen en el presente volumen tres trabajos descriptivos e impresiones de viaje, escritos por Juan Bautista Alberdi en plena juventud. Los viajes han sido en Alberdi, como en otros argentinos ilustres de su época, una verdadera pasión. Ellos contribuyeron poderosamente a plasmar su pensamiento, dotándolo del sello inequívocamente europeo que ostenta, el cual no le impidió contemplar con mirada argentina y americanista los problemas que soportaba nuestra región. Mezcla armoniosa de artista y de filósofo, de literato y de pensador, Alberdi pocas veces se entrega en sus viajes, de una manera absoluta, al hechizo de la forma y del color. Los describe finamente, con palabras apasionadas pero sin que la pasión opaque la meditación del pensador o las reflexiones del filósofo, cuando no las observaciones del profesional del derecho. De tal forma, en estos viajes se reflejan los dos aspectos de la personalidad de Alberdi: la del literato y la del pensador.


Fragmento:


Impresiones en una visita al Paraná


YO NO AMO LOS LUGARES MEDITERRÁNEOS y pienso que este sentimiento es general, porque es racional. Si el hombre es un ente social, debe huir de lo que es contrario a su sociabilidad. Me he visto en medio de los portentos de  gracia y belleza que abriga el seno de nuestro territorio, me he sentido triste, desasosegado por una vana impresión de inquietud de no encontrar una playa en que pudiesen derramarse mis ojos; he creído habitar un presidio destinado a los poetas descriptivos.
Yo no sé si este sentimiento es común, pero nunca he podido pararme en las orillas de un río, sin sentirme poseído de no sé qué ternura vaga, mezclada de esperanzas, de recuerdos, de memorias confusas y dulces. He tenido envidia de preguntar a las aguas que pasaban de qué regiones procedían y a dónde iban. Las he visto pasar con envidia, porque yo amo todo movimiento. Me ha parecido que iban a otros climas más felices…”.


Juan Bautista Alberdi nació en Tucumán el 29 de agosto de 1810. Residió desde muy joven en Buenos Aires, ciudad en la que desarrolló una importante actividad política, cultural y social. Participó en la fundación del Salón Literario y la Asociación de Mayo junto a Esteban Echeverría. Fundó el periódico La Moda y compuso algunas piezas musicales. Decidido opositor al gobierno de Juan Manuel de Rosas, pasó casi toda su vida en el exilio. Hacia 1840 concluyó sus estudios de Derecho en Montevideo. Más tarde viajó por Europa y Sudamérica. Finalmente se estableció en Valparaíso (Chile), donde se dedicó a su profesión de abogado, pero sin abandonar la literatura y el periodismo. En 1852 escribió Bases para la organización política de la Confederación Argentina, tratado completo de Derecho público americano, prácticamente un “borrador” de la Constitución Nacional Argentina de 1853. Adherido a la Confederación, en 1855 fue nombrado consejero del gobierno del general Justo José de Urquiza y representante plenipotenciario de la Confederación Argentina en la legaciones de París, Madrid y Londres. Antes de partir hacia su misión diplomática escribió: Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina y De la integridad argentina bajo todos los gobiernos. En ambos ensayos defendía las teorías liberales de Adam Smith y David Ricardo y se oponía al monopolio, al trabajo parasitario, abogando por un orden que garantizara al productor el fruto de sus esfuerzos y elevara el nivel de vida en general. Fue, junto a Domingo F. Sarmiento —con quien polemizó duramente en la Cartas Quillotanas—, uno de los intelectuales más importantes e influyentes de Argentina y América Latina durante el siglo XIX. Muchas de sus ideas y propuestas se plasmaron en el régimen político que se consolidó en los 80. En 1872, bajo la profunda impresión que le produjo la derrota paraguaya en el conflicto y sus secuelas en la población del país hermano, escribió El Crimen de la Guerra. La derrota de Urquiza ante Bartolomé Mitre en la batalla de Pavón (1861) le obligó a prolongar su exilio, permaneciendo en Francia. Regresó al país por un breve período pero volvió a Francia, donde murió el 19 de junio de 1884.


Del mismo autor, publicado en Claridad:
- El crimen de la guerra 

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