viernes, 22 de febrero de 2013

El escritor boliviano Víctor Montoya traducido al alemán



foto: Víctor Montoya (Bolivia, 2012)
Cuentos violentos 
Cuentos de la mina (o la Leyenda del Tío)


(Buenos Aires)

No es frecuente que las obras de autores bolivianos sean vertidas a otros idiomas. Sin embargo, en las últimas décadas, se ha incrementado el número de cuentistas y novelistas cuyas obras se leen tanto dentro como fuera del país. Éste es el caso del escritor Víctor Montoya, quien nos presenta la versión alemana de sus libros “Erzählungen der Grausamkeit” (Cuentos violentos) y “Die Legende vom Tio – Gottheit der Minen und dem Bergwerk” (Cuentos de la mina), que aparecieron a principios de este año bajo el sello de la editorial austriaca MackingerVerlaget.
Los libros, traducidos por la hispanista alemana Claudia Wente, están a disposición de los lectores de Alemania, Austria, Suiza y otros países de lengua germana. Se los puede adquirir tanto en las librerías como a través del portal digital de la editorial MackingerVerlag.

Sobre “Cuentos violentos”

En la presentación de “Cuentos violentos” se indica que el libro es la expresión genuina de la “historia de la crueldad”, que vivió el país andino desde la conquista del Imperio Incaico. Desde entonces, las luchas revolucionarias emprendidas por los movimientos indígenas e independentistas republicanos, la palabra “Libertad” sigue siendo un sueño incorporado en la memoria colectiva de un continente que no deja de clamar por su derecho a la independencia y soberanía.   
Las condiciones de trabajo en las minas, desde la época de la colonia, no han sido fáciles para los habitantes del altiplano boliviano. Los centros mineros como Potosí, Llallagua, Siglo XX, Oruro y otros, han sido zonas de permanentes conflictos sociales, económicos y políticos.
El autor de “Cuentos violentos”, que se crió en la población de Llallagua, fue testigo de la pobreza y angustia, acompañadas por el terrorismo de Estado institucionalizado por quienes, una y otra vez,  intervinieron militarmente los centros mineros, donde se cometieron brutales masacres, apresamientos y torturas contra los opositores políticos, ante la mirada impotente de una población que resistía de pie, aunque amordazada y la espalda a la pared.
La tortura aplicada contra los opositores a los regímenes dictatoriales jamás condujo a la solución de los problemas sociales, pero sí dejó secuelas irreparables; por una parte, profundas heridas físicas y psicológicas; y, por otra, la desconfianza y el odio en el seno de una población dispuesta a defender sus derechos a cualquier precio.

Víctor Montoya fue apresado, torturado y encarcelado por sus actividades políticas en 1976. Estando recluido en las celdas de la cárcel de San Pedro y Viacha, escribió una serie de cuentos basados en las experiencias crueles que le tocó vivir en las mazmorras de la dictadura militar.
Los cuentos que integran este volumen, aparte de estar escritos como testimonio personal, son también el eco de otras voces anónimas que se alzan para denunciar los atropellos de lesa humanidad perpetrados por las dictaduras militares del Cono Sur de América durante la denominada “Operación Cóndor”.

Sobre “Cuentos de la mina”

En el portal de la editorial se dice que “Cuentos de la mina” o “La leyenda del Tío” (subtítulo que se añadió en la versión alemana), es un libro escrito con destreza narrativa y responsabilidad social. En los cuentos se retrata la vida cotidiana de los mineros; su lucha, su tragedia, pero también sus creencias mitológicas, vinculadas al realismo mágico y la cosmovisión de las culturas indígenas. 

El libro, ilustrado con una serie de fotografías que destacan la estatuilla del Tío, registra la tradición oral de los mineros que, probablemente, se remonta hasta la época de la colonia, cuando los conquistadores ibéricos comenzaron a explotar los yacimientos de plata en Potosí; una tradición oral que persiste con el nacimiento de la república y el auge de gran industria minera, una vez que el magnate Simón I. Patiño descubre, a finales del siglo XIX, las vetas de estaño más ricas del mundo en las montañas de Llallagua.
Los cuentos recrean las creencias populares, leyendas, mitos, ritos y símbolos de una colectividad que, mediante una narración hecha de realidad y ficción, intenta explicar los acontecimientos de su entorno inmediato, la grandeza de su pasado histórico, los conflictos de su presente y las perspectivas de su futuro.
El Tío de la mina, personaje omnipresente en las galerías, tiene mucha semejanza con el dios Hades, quien representa el ultramundo en la mitología griega. El Tío es el protector de los mineros y el amo indiscutible de la mina, como si en sus cuernos escondiera los preciosos metales, y aunque tiene rasgos diabólicos, según las creencias judeo-cristianas, es un ser mitológico venerado por las familias mineras, que le brindan ofrendas a cambio de que les dé protección y prosperidad. 
Su mujer, la Chinasupay (diablesa), posee un fuerte atractivo eróticamente en el imaginario popular, aparece y desaparece misteriosamente en los sueños y las pesadillas de los mineros, quienes la temen tanto como al Tío. Algunos incluso creen que la Chinasupay es el mismo Tío que, a modo de poner a prueba su poder de atracción sexual, se convierte en mujer seductora capaz de envilecer a los hombres más desprevenidos.
El Tío de la mina es el protagonista principal en “Cuentos de la mina”. El autor nos quiera revelar desde un principio la pregunta: "¿Por qué el diablo se llamó Tío?" La respuesta, narrada de una manera sorprendente y sobrenatural, la encontramos a lo largo del libro, donde se afirma que el Tío, en su estado demoniaco, hace suya a una chola de buen parecer, en quien engendra a un hijo que nace con el aspecto de iguana. Entonces el poder eclesiástico, al constatar que la criatura no es la hechura de Dios sino del diablo, condena a la madre y al hijo a arder en una hoguera. Es por eso que el diablo, según se relata en el cuento, actúa en venganza propia y causa estragos entre los pobladores, hasta que los mineros le suplican perdón por el asesinato de su legítimo heredero. El diablo recapacita, hace reaparecer los minerales en las galerías y decide llamarse Tío, a quien los mineros, como en una suerte de pacto, deben rendirle pleitesía ofrendándole sangre de llama blanca, hojas de coca, cigarrillos y aguardiente.
“Cuentos de la mina”, con toda la magia que encierran los libros arrancados de la tradición oral, es un buen ejemplo de que los mitos y las leyendas, transmitidos de generación en generación, constituyen un excelente material literario en manos de un narrador que usa los instrumentos adecuados no sólo para darles vida en la fantasía de los lectores, sino también para universalizarlos y perpetuarlos en la memoria colectiva.
Sobre el autor
Víctor Montoya nació en La Paz, Bolivia, en 1958. Escritor, periodista cultural y pedagogo. Vivió desde su infancia en las poblaciones mineras de Siglo XX y Llallagua, al norte de la ciudad de Potosí, donde conoció el sufrimiento humano y compartió la lucha de los trabajadores mineros.
En 1976, como consecuencia de sus actividades políticas, fue encarcelado por la dictadura militar. Liberado de la prisión por una campaña de Amnistía Internacional, llegó exiliado a Suecia en 1977. Cursó estudios de especialización en el Instituto Superior de Pedagogía en Estocolmo y ejerció la docencia durante varios años. Dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Su obra está traducida a varios idiomas y tiene cuentos publicados en antologías internacionales. Actualmente escribe para publicaciones en América Latina, Europa y Estados Unidos.
En su extensa obra, que abarca el género de la novela, el cuento, el ensayo y la crónica periodística, destacan: Huelga y represión (1979), Días y noches de angustia (1982), Cuentos Violentos (1991), El laberinto del pecado (1993), El eco de la conciencia (1994), Antología del cuento latinoamericano en Suecia (1995), Palabra encendida (1996), El niño en el cuento boliviano (1999), Cuentos de la mina (2000), Entre tumbas y pesadillas (2002), Fugas y socavones (2002), Literatura infantil: Lenguaje y fantasía (2003), Poesía boliviana en Suecia (2005), Retratos (2006) y Cuentos en el exilio (2008).
Sobre el editor
El editor Herbert Mackinger, quien tiene una visión cultural más allá de las retribuciones económicas, está seriamente comprometido con el mundo de los libros, el intercambio intelectual con los autores y la difusión de los temas que son de su propio interés. Su filosofía involucra también a los lectores, que son los receptores de cuanto se publica en su línea editorial.  
Su visión como editor no está orientada a la cantidad sino a la calidad de los libros. No duda en apostar por los libros y autores que él considera interesantes para los lectores ávidos por conocer las historias fascinantes que se cuentan en otras culturas y otros países allende los mares de Europa. 
El Dr. Herbert Mackinger, psicoanalista de profesión y profundo conocedor de la realidad latinoamericana, es una persona poco común en el ámbito editorial, pues mucho antes de dedicarse a tiempo completo a la pasión de su vida, que es la lectura y la edición de libros, ejercía la cátedra universitaria como psiquiatra y trabajaba como terapeuta en hospitales, lidiando con personas que sufrían todo tipo de trastornos mentales. Ahora es otra cosa, desde que dejó su profesión de psicoanalista, como él mismo reconoce, retomó el viejo sueño de convertirse en el editor de libros que a él mismo le atrapan en su condición de lector.

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